Pedro siempre anda haciendo de las suyas. Un día perecerá tristemente electrocutado entre millones de cables pelados y cacas de paloma. La última vez lo encontré cerca de casa, subido a la pared del ayuntamiento. Miré alrededor. pero fui incapaz de encontrar la escalera por la que se había subido, y la tubería más cercana parecía realmente endeble.
Hay quien le llama Pedropaloma, Pedropluma o Pedroalambre. A menudo se ve a su mamá buscándole por todo el pueblo, mirando hacia los tejados y gritando que tiene la cena lista en casa. Y es que Pedropaloma, como me gusta a mí llamarle, es un pajarito pequeño encerrado en el cuerpo de un niño adulto.