Y sí, la vida te pasea arriba y abajo, y parece que tú elijas los itinerarios de la ruta. Hay veces que me arrepiento por haber tomado un camino u otro, hay otras veces que me alegro por haber tomado senderos llenos de zarzas e intentar llegar hasta el final.
Pues, después de todos los kilómetros que estoy caminando (ojalá sean muchos más los que me queden por caminar) y, a pesar que estamos empezando el invierno y aún queda bastante para que se acabe, me veo con fuerzas para chillar a este viento que no cesa que se prepare, que esta vez no me va a tumbar.