Barcelona. La Habana. Montevideo.
2015
Dicen que hace ya un mes y medio que murió Galeano. Galeano, que sueña a Helena, que viene.

Aquí mi antología personal de Galeano (algunos cachitos de mi vida, según Galeano)
1997. Me regalan mi primer libro de verdad (los otros apenas eran letras). Lo escribió mi primer amor y me lo regaló Galeano (¿o fue al revés?). Las venas abiertas de América Latina. Mi adolescencia dulce, insegura se entremezcla con una historia llena de vaivenes y altibajos en el precio del azúcar y del café. Injusticias que sobreviven y amores que terminan.
1999. Ese verano leo La vida patas arriba o el mundo boca abajo y utilizo sus páginas para prensar algunas plantas para mi herbario. Algunas páginas se tiñeron primero de verde, y con los días, el verde se convirtió en marrón. Están arrugadas.
2008. ¿En serio un libro sobre fútbol?
En la Habana Vieja venden libros de segunda mano. A pocos CUC cada uno. Allí compro Memorias del Fuego II y III. Me faltó la primera parte de la humanidad, lo siento, aunque conseguí leerla por otros sitios. Todas las demás ediciones de Memorias del Fuego me parecen de mentira.
2011. El libro de los abrazos. Ser como ellos. Días y noches de amor y guerra. Se desata la fiebre Galeano. Sigo enamorada y releo La vida patas arriba o el mundo boca abajo.
2015. Muere Galeano. Me entero en el metro, leyendo el diario. Me jode enormemente enterarme así. Habría preferido a Galeano, cerquita, narrándome la historia de un señor ya un poco mayor que paseando por las calles de Montevideo… A los pocos días me regalan Los sueños de Helena y lo leo en una sola noche. Lo leo despacito, sentada al lado de mi hija, que duerme. Al acabar empiezo a entender. Galeano sigue vivo, acabo de verle.
Galeano no ha muerto. Ha sido un año duro, pero no han muerto ni él ni Bowie ni Lemmy, ni Prince… Sigue ahí su obra, siguen ahí ellos. Este verano he leído y releido libros de Galeano, y lo seguiré haciendo porque es un oasis entre tanto libro. Gracias por recordarme que Galeano sigue ahí.
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Tienes toda la razón del mundo, Jose. ¡Muchas gracias por tu comentario!
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